En la actividad de hoy hemos tratado de abordar
el tema de la organización de un instituto a través de una “puesta en escena”
de un caso hipotético. Dividiéndonos en grupos, la actividad ha consistido en primer
lugar en asignar a cada miembro del mismo un rol determinado sobre los
principales protagonistas que intervienen en el funcionamiento de un centro
educativo actual. En mi caso el papel asignado fue el del alumno, uno de los
elementos con más peso a la hora de establecer las normas, horarios y en
definitiva todos los aspectos que tengan cabida a la hora de administrar este
tipo de entidades. El grupo debió tras esto decantarse para un nombre para
nuestro instituto; El IES Concha Velasco, nombrado así por la actriz
vallisoletana en un intento de llevar a cabo nuestro pequeño homenaje del hoy
denostado ámbito artístico, y escoger sus principales características, decidiéndonos
por un instituto público y situado en el casco urbano u centro de la ciudad.
A su vez la actividad requería como
segunda parte de la misma esclarecer cual es la verdadera definición del
concepto de educación, término que aunque a primera vista se nos antoja
sencillo y simple; según la RAE es la instrucción por medio de la acción docente
y la crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes, pero
que entraña muchos más significados. Mediante el consenso, el grupo estableció
finalmente que la educación era: “El
proceso para formar buenos ciudadanos trasmitiendo conocimientos y valores a
través del pensamiento crítico”.
Como tercera parte de la actividad tuvimos
que llevar a cabo una negociación para ordenar de mayor a menor según su
importancia desde nuestro criterio, los valores que más importan a los jóvenes.
Así en tras varias argumentaciones, los principios tradicionales de salud,
familia y vida moral digna en ese orden, se impusieron a la cabeza, quedando en
los últimos lugares de la lista la vida sexual satisfactoria y la religión.
Dichos resultados llamaron mi atención ya que si bien con alguna diferencia, se
extendieron de casi idéntica forma a las negociaciones de los otros grupos, lo
que me hizo reflexionar y pensar que en verdad dichos resultados son
probablemente fruto de nuestra mentalidad como generación común (la mayoría de
nuestros compañeros nos movemos en el mismo rango de edades) y no en un verdadero
conocimiento de la escala de valores de los jóvenes, lo que en realidad se
traduce en que en el futuro deberemos estar atentos a las necesidades y
opiniones de estos procurando dejar de lado nuestros propios parámetros y
mentalidades y utilizando la empatía, siendo conscientes de que aunque seamos
cercanos en el tiempo a nuestros alumnos, nuestros modos de ver las cosas
pueden ser bien distintos.
Comentarios
Publicar un comentario