Septiembre y bienvenida

A menudo nos sentimos perdidos. No es extraño que en determinados días o en determinados momentos uno pueda dudar. El fin del verano es uno de los mayores momentos de trance para muchos. La cantante Lana del Rey, icono del desencanto de la generación millennial y la generación Z, ha explotado dicho sentimiento a lo largo de su carrera. Sin embargo pocos saben que lo que ha pasado al mundo por una de las obras contemporáneas más compungidas, se trata en realidad de una obra con una lectura bien diferente. Mariners Apartment Complex es tan solo una de esas canciones en las que la compositora utilizando la melancolía que entraña el mes de septiembre proclama como los últimos días del verano son en verdad los primeros días de una nueva de la misma manera que un fin puede llevar siempre un nuevo comienzo. 

Del mismo modo que la artista neoyorquina combina referencias e iconos pasados considerados hoy casi bohemios con signos y elementos de plena actualidad, este blog tratará de abordar el mundo educativo y el ámbito cultural que a este concierne haciéndose eco de dicha nostalgia y dicha esperanza,  desentrañando las poderosas luces aunque también las existentes sombras que salpican a la educación a través de novedades, noticias e ideas de como continuar nuestro camino hacia delante aunque, desde la perspectiva de un estudiante de historia, sin dejar de mirar del todo hacia atrás al intentar no perder de vista en nuestro horizonte la hoy malparada perspectiva humanística que solo las letras y todas sus ciencias hermanas pueden aportarnos para esclarecer como un mundo plenamente globalizado, tecnológico y en continuo avance no tiene por qué estar reñido con aquellas disciplinas que innatas de una forma u otra en todo individuo, hacen hombre al hombre.

En cuanto a mi propia persona, creo son pocas aunque contundentes las razones que tengo en mente para querer inmiscuirme en el mundo educativo. La más importante de todas es que como ya he dicho, creo que en un mundo confuso como en el que vivimos, la educación puede convertirse en un faro firme y seguro que nos permita mirar con más ganas y entusiasmo al futuro que nostalgia al pasado.